Purim

Purim
Es una de nuestras fiestas favoritas aunque no solemos tener demasiada suerte en ella. La mayoría de veces nos pilla enfermos, justo vamos saliendo del invierno y suele coincidirnos con algún virus que va tarde a eso de hacer la puñeta, pero llega.
La fiesta en sí es una chulada. Nos disfrazamos, repartimos regalos de comida a amigos y vecinos, nos juntamos con música y mucha alegría a comer y a ponernos las botas y algunos hasta se toman la licencia de beber de más.
Todo forma parte de una simbología y un recordatorio. Todo comienza con una historia. La historia de las causalidades, en la que cada acción por separado es puro azar pero en su conjunto lleva a un único próposito: salvar al pueblo judío de la destrucción total. La historia de una reina que no se quiso doblegar, una muchacha que supo escoger cuándo debía ser valiente, un hombre que supo ser fiel a sus ideales, otro orgulloso, un Dios en las sombras y un rey pelele. La historia completa, para quien se haya quedado con las ganas, está en el libro de Ester.

¿Con qué Purim te quedas?

purim 2018

2018

Como ya dije antes: Purim suele pillarnos enfermos. Éste año Itamar estaba demasiado pachucho y digo demasiado porque nos tocó llevarlo al médico, en mitad del día de fiesta y con el ajetreo que suele haber nosotros de paseo a ver al doctor y nuestro pollito el pobre que casi ni se movía del sofá. Antibiótico y caldito de pollo para recuperar las fuerzas, las dos cosas con jeringuilla porque el pobre no quería saber nada de comidas ni de bebidas. Así que cancelamos la comida donde estábamos invitados.
Pero no todo fueron complicaciones: mis padres se sumaron a la fiesta y juntando un poco de aquí y un poco de allá nos salió una comida bastante decente, bebieron los que pudieron (a mi me volvió a pillar embarazada) y los que no nos conformamos con las risas que acompañaron la comida.