Recuerdo haber estado estresada porque trabajaba y no sabía si me iba a dar tiempo de preparar todo lo que quería preparar antes de la fiesta: los disfraces, los regalos, la comida… Mucho por delante y muy poco tiempo. Pero hubo un cambio de planes y quedé libre, así que lo hice con toda la calma y el cariño y me dió tiempo, vaya si me dió. Organicé hasta disfraces caseros que quedaron bastante decentes. Eliahu y yo íbamos de algo similar a Jazmin y Aladdin pero de gala (más o menos) y a Itamar lo disfrazamos de husky, y yo me lo quería comer.
Como siempre, los planes no salen como uno los planea, y hubo un poquito de tensión, un amago de desilusión que gracias a mi señor esposo resultó en una noche muy bonita con familia y amigos.
Para la comida estuvimos invitados en casa de un rabino amigo nuestro, con una montonada de hijos así que disfrutamos de la comida y la alegría que vienen de acompañantes en las casas grandes.