Purim

Purim
Es una de nuestras fiestas favoritas aunque no solemos tener demasiada suerte en ella. La mayoría de veces nos pilla enfermos, justo vamos saliendo del invierno y suele coincidirnos con algún virus que va tarde a eso de hacer la puñeta, pero llega.
La fiesta en sí es una chulada. Nos disfrazamos, repartimos regalos de comida a amigos y vecinos, nos juntamos con música y mucha alegría a comer y a ponernos las botas y algunos hasta se toman la licencia de beber de más.
Todo forma parte de una simbología y un recordatorio. Todo comienza con una historia. La historia de las causalidades, en la que cada acción por separado es puro azar pero en su conjunto lleva a un único próposito: salvar al pueblo judío de la destrucción total. La historia de una reina que no se quiso doblegar, una muchacha que supo escoger cuándo debía ser valiente, un hombre que supo ser fiel a sus ideales, otro orgulloso, un Dios en las sombras y un rey pelele. La historia completa, para quien se haya quedado con las ganas, está en el libro de Ester.

¿Con qué Purim te quedas?

purim 2016

2016

En esta fiesta se acostumbra a beber, es como la fiesta del alcohol por excelencia en el judaísmo. Se bebe por la alegría, se bebe porque en Purim vamos más allá de lo que nos dicen nuestros sentidos, porque podemos relajarnos a sabiendas de que Dios va tejiendo los hilos aunque no seamos conscientes de ello. Pero yo no. El año anterior estuve empastillada perdida de paracetamol, a tope, así que ni lo probé, y este año, aunque sanísima, embarazada así que tampoco. Pero no todo es vino en esta vida con lo que disfrutar disfruté y disfrutamos. Pasamos la cena con mis padres y mi hermano; nos pusimos las botas comiendo y llenamos la conversación de chorradas varias y risas muchas.
Durante el día coincidió con la seudá de un brit a la que nos invitaron y de ahí nos fuimos a repartir los regalos que se hacen en ese día. Fue muy bonito hacerlo por primera vez juntos, como una familia entregando dulces y regalos a la gente que apreciamos.