Sucot

Sucot
Es mi semana favorita del año y la fiesta de la alegría por excelencia. Se hace acampada todos los días durmiendo prácticamente al raso, se come fuera de casa y se construye y decora una cabaña. No se puede pedir más.
Creo que es la única fiesta judía en la que no nos libramos de ningún peligro que atentase contra nuestra identidad como nación, no hay trauma, no hay dolor. Sólo agradecimiento. Nuestro Dios, que nos sacó de Egipto, nos guió por el desierto durante cuarenta años cuidándonos como una madre cuida a su bebé recién nacido, llevándonos literalmente entre nubes, protegiéndonos de todo mal. Y eso es lo que celebramos, que su mano no se separó de nosotros. Y que confiamos en Él, ayer hoy y siempre.

¿Con qué Sucot te quedas?

sucot 2019

2019

Decidí no hacer más decoraciones a riesgo de no poder entrar en la sucá pero Itamar, en su primer año de colegio, había traído a casa varias obras de arte que merecían ser colgadas, así que, aún a riesgo de ser excesiva, lo puse todo. Nos habíamos mudado hacía poco así que el lugar y la distribución donde pondríamos la sucá iban a cambiar. Y vaya si cambiaron: ahora teníamos que bajar escaleras y no había madera en nuestra sucá. Me dio pena al principio, pero sacamos un par de telas que teníamos guardadas de "por si acasos" y nos pusimos a colgar: tela por aquí, tela por allá. Cuando nos dimos cuenta nos había quedado una sucá de lujo, muy acogedora y con bastante espacio (aunque nos faltaba el sofá).
Este año también llovió y nos llegó a frustrar alguna comida, pero nada grave, nada que nos impidiera disfrutar de la fiesta en general. Pero no tuvimos invitados, así que espero que el próximo año podamos resarcirnos.