Decidí no hacer más decoraciones a riesgo de no poder entrar en la sucá pero Itamar, en su primer año de colegio, había traído a casa varias obras de arte que merecían ser colgadas, así que, aún a riesgo de ser excesiva, lo puse todo. Nos habíamos mudado hacía poco así que el lugar y la distribución donde pondríamos la sucá iban a cambiar. Y vaya si cambiaron: ahora teníamos que bajar escaleras y no había madera en nuestra sucá. Me dio pena al principio, pero sacamos un par de telas que teníamos guardadas de "por si acasos" y nos pusimos a colgar: tela por aquí, tela por allá. Cuando nos dimos cuenta nos había quedado una sucá de lujo, muy acogedora y con bastante espacio (aunque nos faltaba el sofá).
Este año también llovió y nos llegó a frustrar alguna comida, pero nada grave, nada que nos impidiera disfrutar de la fiesta en general. Pero no tuvimos invitados, así que espero que el próximo año podamos resarcirnos.